Solemnidad de la Navidad

Diciembre 25 de 2017

Lecturas del día

Primera Lectura: Tomada del Libro de Isaías 9, 1-3. 5-6.

Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13

Segunda Lectura: Tomada de la Epístola del Apóstol San Pablo a Tito 2, 11-14.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 1-14.

Reflexión

El hombre de hoy vive inmerso en tantos problemas, en tantas dificultades, en tantos pesimismos, son tan repetidas estas situaciones que el hombre se ve abocado a perder la esperanza, a darle menor ritmo a su vida. Hoy en esta Solemne Noche se ha cumplido la promesa de la que habla el profeta Isaías, miremos entonces que nos dice el Evangelio: «No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor». Acaso no será motivo suficiente para darle un nuevo respiro a nuestra vida, teniendo como salvador a Jesús. Es interesante lo que sigue: «Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Un niño, humilde acostado en un pesebre, este es el Salvador, no nos dejemos engañar de las apariencias, creemos que lo fastuoso, lo lujoso es lo que nos otorga seguridad, aquí la cosa es distinta, es un Niño que tiene todo el poder, toda la bendición.

El salmista nos invita a cantar un cántico nuevo, a rebosar de alegría: «Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre». Dejemos pues que la celebración de la Navidad le imprima un nuevo sentido a nuestra vida y permitamos que Jesús recién nacido cambie nuestra desesperanza en optimismo cristiano, para que también hagamos de nuestra familia el lugar donde habita Cristo el Señor. Esta actitud se asume cuando nos hacemos conscientes de aquello que el apóstol Pablo le escribe a su discípulo Tito: «Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: `Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz.».