Quinto Domingo de Pascua
Abril 29 de 2018
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Primera Lectura: Hch 9, 26-31
Salmo responsorial: Sal 22,26-28, 30-32
Segunda Lectura: 1 Juan 3, 18-24
Evangelio según San Juan 15,1-8
Reflexión
A veces nos asustamos con la conversión de los que a nuestros ojos “no son buenos”, lo cierto es que Dios quiere hacer maravillas en cada uno, lo importante es que como Pablo nos abramos a la llamada que nos hace el Señor a hacer parte de su misión, es decir, que nos asociemos a Él para que la voluntad y el amor de Dios se conocido por todos los hombre. Antes que desconfianza se hace necesario que demos gracias a Dios porque hay personas que responden con prontitud y se comprometen como decimos: “en alma, vida y sombrero”. Es el testimonio que Pablo comparte después de tener la experiencia con Cristo resucitado.
La actitud de Bernabé también es un estímulo para nosotros, los que nos creemos dentro, asociar a los que empiezan el camino de seguir a Cristo y configurarse con Él.
Un aspecto interesante lo vemos claro en la actitud de Bernabé, ella expresa la calidad del amor que él vive, el mero hecho de presentar a Pablo a la comunidad desconfiada ya es un exponerse a que también puedan desconfiar de él; asume el riesgo y la comunidad los acepta. El amor a Dios tiene que vivirse en plenitud.
Si el texto del evangelio del Domingo anterior nos sorprendía por la relación existente entre el Pastor y la oveja, hoy nos debe sorprender más, porque de todas maneras podemos pensar que la oveja vive (no sé con qué calidad de vida), pero vive, en cabio el sarmiento se muere si está separado de la vid (tronco), no tendrá quien le suministre el alimento necesario para vivir y también para dar fruto.
El Señor nos está invitando para que nuestra relación con Él sea MÁS ÍNTIMA, que descubramos que se hace necesario que estemos asidos a Él de tal manera que nuestra vida se alimente de la verdadera savia que alimenta nuestro espíritu, nuestra alma y por lo tanto los frutos serán la verdad y el amor, es decir, es sincronizarnos con lo que el apóstol juan nos ha recordado en el texto que hoy hemos leído de la primera Carta.
Qué bueno que hoy podamos descubrir a Jesús como la mejor fuente de amor, de conocimiento y de paz interior, así tendremos la suficiente capacidad de dar el auténtico testimonio que Dios quiere de nosotros