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XVI Domingo del tiempo ordinario

Julio 22 de 2018

Click para ver las Lecturas del día

Primera Lectura: Jeremías 23,1-6

Salmo responsorial: Sal 22

Segunda lectura: Efesios (2,13-18

Lectura del santo evangelio según San Marcos 6,30-34


Reflexión


El pecado tiene sus efectos, uno de ellos es la división entre los hombres, y cuando hay división se frena el progreso y el desarrollo de las personas. Cristo que lo conocemos como Pastor de las ovejas, es signo de la unidad. ¿Por qué Él es signo de la unidad? miremos lo que nos dice el evangelio de san Juan: “Las ovejas conocen mi voz…” Cf 10,27, Cristo a diferencia del enemigo no es disociador, por el contrario es un punto de referencia para la unidad, no importa la distancia, Él mismo se ha preocupado de derribar el muro que nos separa (cf Ef 2,14), además no le gusta el pastor que divide el rebaño y también dispersa las ovejas, dejándolas a la deriva, a merced del lobo feroz que las ahuyenta y como consecuencia se debilitan y se convierten en presa fácil de la tentación y del pecado.


La ovejas que son seres vivos necesitan de muchas cosas, por ejemplo de pastos, de agua, de cuidados para su salud, y sobretodo necesitan ser cuidadas del lobo que está al acecho, esas ovejas somos nosotros mismos y estamos expuestos a tantos peligros que llevan al mismo Señor a preocuparse de ofrecer(nos) aquella Palabra y aquella catequesis que es capaz de saciarnos en nuestras inquietudes que van surgiendo de nuestro interior. (cf Mc 6,34)


Nosotros a veces estamos como ovejas, a veces somos pastores, o mejor simultáneamente vivimos esta doble realidad, no podemos dejar de ser ovejas que estén buscando al pastor como refugio y seguridad para la vida no solo material, sino y sobre todo espiritual; tampoco podemos dejar de ser pastores, pues de una u otra forma hay muchos que están alrededor nuestro, de nosotros copian palabras, actitudes comportamientos y entonces vamos transmitiendo lo que nos ayuda a garantizar la unidad y la convivencia en la solidaridad; nuestro ejemplo que se desprende de nuestra convicción de ser ovejas pastoreadas por el Pastor, se convite en una motivación sincera para que los que ahora nos sentimos y profesamos nuestra fe como cristianos y católicos, trabajemos por la unidad y la solidaridad.


Es de suma importancia considerar que a veces con nuestros comentarios, con nuestras actitudes dispersamos a las ovejas, se vuelve necesario que nos preguntemos cuántas personas (fieles) se han ido de la Iglesia (rebaño) por un comentario desafortunado que no considera las consecuencias que este puede producir, sobre todos en aquellos que están menos formados y menos preparados para recibir los bombardeos que provienen de los enemigos del evangelio y de la Iglesia.


En definitiva la Palabra de Dios hoy nos mueve a descubrir la bondad y la misericordia del Señor, ellas se convierten en un elemento constitutivo de nuestra pertenencia al redil de Cristo. Terminemos nuestra reflexión con las palabras del salmista:

“Tu bondad y tu misericordia me acompañan Todos los días de mi vida”. (Sal 23,4)


El salmista nos recuerda como el señor siempre permanece con nosotros, es quien cuida de nuestra integridad, dándonos la certeza que nuestra vida no alcanza su pleno desarrollo sino está unida a la del Señor Pastor de nuestras vidas.


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