XXIX Domingo del tiempo ordinario
Octubre 21 de 2018
Primera Lectura: Libro de Isaías 53,10-11
Salmo responsorial: Sal 32,4-5.18-19.20 y 22
Segunda lectura: Carta a los Hebreos 4, 14-16
Lectura del santo evangelio según según san Marcos 10,35-45
Reflexión
El Antiguo Testamento hoy lo leemos a la luz del Nuevo, esto nos da a nosotros la posibilidad de descubrir que todo lo que está anunciado y narrado por los profetas (que se cuenta como experiencia vivida por el propio profeta) se aplica directamente a Cristo.
Los sufrimientos del profeta serán entonces los de Cristo que asume para otorgarnos la salvación definitiva. Esta profecía tiene su entero cumplimiento en el sumo y eterno sacerdote que es al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar, que no escatima esfuerzos por darnos a todos la libertad. La actitud de Jesús nos invita a profesar la fe con entera disposición a asumir lo que ellos significan, es decir no podemos aceptar sacrificios solo por apariencia o por quedar bien ante las multitudes, el evangelio recalca que lo más importante no es estar a la derecha o a la izquierda, lo importante es que nos hagamos servidores, aquí se nos recuerda aquel texto evangélico que está en total sintonía con el mensaje que encontramos hoy, que nos habla de buscar el Reino de Dios y su justicia (cf Mt 6,33).
Por otro lado quiero que descubramos dos actitudes que encontramos en el evangelio de este domingo: una en los hijos de Zebedeo que piden estar al lado de Jesús, es creo yo, una actitud que surge o se genera de una confianza en Jesús, que se ha generado por el trato frecuente que ellos tienen con Él, los amigos quieren estar unidos, juntos, compartir espacios, etc. así Santiago y Juan quieren estar precisamente en el Reino de su Maestro y Amigo. La segunda actitud la encontramos en el resto de los apóstoles que no “piensan en estar” al lado de Jesús, lo que ellos discuten es quien es el más importante, que seguramente está unido a la inquietud de estar al lado de Jesús, así entre ellos se estaba “autoformando” una categoría de importancia a lo que cristo sale el paso y los llama al servicio, además los puestos a la derecha o a la izquierda ya estaban reservados por parte del Padre del cielo.
Qué bueno que en nosotros esté el querer estar junto a Jesús, pero ese puesto nos lo debemos ganar no sólo por las obras que hagamos, sino y ante todo por la fe en Dios, así nos lo recuerda reiteradamente el apóstol Pablo cuando escribe a los Romanos y a los gálatas.
En el cristiano autentico debe estar siempre presente la esperanza en el Señor, porque es nuestro auxilio y nuestro escudo (cf Sal 32, 22), es decir, si Él está con nosotros, en nosotros no tendríamos problema en aceptar los pequeños o grandes sacrificios que la vida diaria nos exige, pues nuestra meta en alcanzar el Reino de Dios.