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III Domingo de Cuaresma

Marzo 24 de 2019

Imagen tomada de Google

Primera Lectura: Libro del Éxodo 3:1-8, 13-15

Salmo responsorial: Sal 103:1-4, 6-8, 11

Segunda lectura: Primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 10:1-6, 10-12

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13:1-9


Reflexión


Estamos tan atiborrados de información, de ideas, de libros que nos ofrecen bienestar, realización de las metas que nos proponemos, encontramos tanta variedad de títulos “salvadores”, pero en realidad estamos desconociendo al que de verdad le da sentido a nuestra vida, ese es como se define Él mismo «Yo soy el que soy.» Y añadió: «Así dirás a los israelitas: "Yo soy", (Ex 3,14) no solamente esto, sino que también se le revela como el Dios que existe desde siempre y por siempre, no es un Dios improvisado, como si son los “dioses” que se nos presentan como salvadores. Por lo tanto es urgente que nos esforcemos por reconocer a Dios y tener la atención puesta en Él al estilo de Moisés que entró en ese dialogo con el Señor, porque a veces ni nos damos cuenta pero como a Moisés, Dios también nos tiene una Misión que realizar en favor de los hermanos y de la humanidad.


No es nuevo para nosotros que nos digan que nuestra fe tiene sus raíces en el pueblo de Israel, esta afirmación la quiere dejar clara San Pablo cuando escribe a los corintios, de hecho, la liberación de los hombres ha iniciado originalmente como una liberación de la esclavitud a la que estaba sometido el pueblo de Israel por parte del Faraón en Egipto, pero pensemos que no se trata de una mera liberación de los trabajos, es más bien la estrategia que usó Dios para sacar a Israel y hacerlo verdaderamente su pueblo, con leyes y normas propias, que estaría garantizando la libertad de los israelitas para poder reconocer a Dios como a su propio Dios y a Él poderle rendir culto. Con esta reflexión el Apóstol quiere advertir sobre el peligro que representa la creación de nuestros dioses y la seguridad en sí mismo, de ahí la advertencia del Pablo: “Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga.” 1 Cor 10, 12


Con todo lo anterior y con las advertencias que hace el señor, nos podemos concientizar que todos nos tenemos que enmarcar dentro de un proceso de conversión, y que nadie se puede excluir de dicho proceso.


También descubrimos que el Señor nos da nuevamente la oportunidad de reorientar nuestra vida hacia el encuentro con el evangelio que no es otra cosa que dar frutos que proceden de un alma convertida a Dios.


Lo importante es que acojamos este llamado, pues es común en nosotros pensar que la conversión o el camino a ella la podemos dejar para cierto momento de nuestra vida, pero quién nos garantiza que vamos tener este tiempo. En definitiva la conversión es hoy y ahora.


Si bien es cierto que tenemos un intercesor, es cierto también que a veces las oportunidades se agotan en cuanto que a nosotros no nos puede dar tiempo para ello, en otras palabras, no podemos abusar de la misericordia de Dios para con nosotros. De todas formas nos alienta el salmista hoy cuando nos dice:


“Él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura” - Sal 102




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