Solemnidad de la Ascensión del Señor

Junio 2 de 2019

Lecturas del día

Primera Lectura: Hechos de los apóstoles 1,1-11 Salmo responsorial: Sal 46, 2-3.6-7.8-9 Segunda Lectura: Carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,17-23 Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 24,46-53

Reflexión

La solemnidad de la ascensión del Señor es la antesala de la Fiesta muy solemne de Pentecostés, que a la vez cierra el tiempo pascual que hemos vivido intensamente durante estos cincuenta días, donde la Iglesia ha encontrado un motivo justo para renovarse en el Señor Resucitado. Este un objetivo primordial que tiene la celebración anual del misterio pascual de Cristo, la renovación y el crecimiento del pueblo de Dios.

El autor del libro de los Hechos de los Apóstoles es el mismo Lucas, por eso este libro que está dirigido a Teófilo quiere por decirlo de alguna manera autenticar todo lo que está en el evangelio, recordando que se trata de una historia auténticamente pos-pascual.

La herencia fundamental que recibieron los apóstoles de parte de Jesús está contenida en los siguientes hechos:

1. Celebrar la Eucaristía como memorial

2. La donación del Espíritu Santo

3. Predicar el evangelio y hacer nuevos miembros de la Iglesia

4. Perseverar en la oración

5. Ser portadores de paz

Esta herencia que recibieron en primer lugar los apóstoles es también nuestra, pues somos miembros de la Iglesia y como tal nos enriquecemos con la presencia siempre actuante y renovadora del Espíritu Santo que nos abre la inteligencia para responder a otra presencia que es la del Padre y la del Hijo, pues encontramos presentes las tres personas divinas, así nos la deja ver el aposto Pablo cuando escribe a los efesios.

La ascensión del Señor se debe leer como la gran oportunidad que tiene el Hijo de enseñar a sus apóstoles la comunión que hay entre El y el Padre que se expresa de manera contundente con el envío del Espíritu santo. Lo hemos visto en otros pasajes del Evangelio en donde Jesús advierte de la conveniencia, pues según podemos deducir es la forma o manera elegida por Dios para hacer descender la gracia del Espíritu sobre aquella Iglesia naciente, que entre otras cosas esa presencia no ha cesado, sigue actuando y cada día nos muestra las maravillas de Dios.

La ascensión del Señor ha implicado para los apóstoles un verdadero reto, porque ya dejan de ver y compartir con Jesús físicamente, es así como entra a jugar un papel muy importante la fe, pues no es lo mismo resolver problemas con la presencia física de Jesús "Le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16.Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarle.» “Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!. Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento. Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?. Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Desplázate de aquí allá", y se desplazará, y nada os será imposible.»"(Mt 17,15-20) como vemos allí tenían en persona física quien resolviera el problema, pero cuando Jesúa ha subido al cielo ya ellos tiene que obrar bajo dos “fuerzas”, el Espíritu Santo y la fe. Aquí encontramos para nosotros el reto, obramos con la convicción de tener la asistencia del Espíritu y el impulso de la fe. Será que Jesús hoy también nos podrá decir: “gente de poca fe”?Vivamos pues en la búsqueda de Aquel que nos irá contando todo para crecer como como hijos de Dios y de la Iglesia. Con todo lo anterior nos unimos al salmista para decir con fuerza:

“Aaclamad a Dios con gritos de júbilo”

(Sal 46,2)