XXIII Domingo del Tiempo Ordinario
Septiembre 8 de 2019
Primera Lectura: Sabiduría 9,13-18 Salmo responsorial: Sal 89 Segunda Lectura: Carta del Apóstol San Pablo a Filemón 9b-10.12-17 Santo Evangelio según San Lucas 14,25-33
Reflexión
EL HOMBRE NO PUEDE PRETENDER AHORA ENTRAR EN LO INTIMO DE DIOS
“¿Quién rastreará lo que está en el cielo?, ¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría y le envías tu santo espíritu desde lo alto?” (Sab 9,13). Esta sería la pregunta que nos mueve a la reflexión sobre las realidades escatológicas. Es claro que el hombre siempre se pregunta por el destino final de su vida, lo que a veces impide la respuesta es que nos detenemos mucho a la razón y le damos poco espacio a la fe, es ella la que debe justificar siempre nuestro seguimiento a Dios. También nos enfrentamos a otras situaciones donde el hombre quiere conocer no tanto a Dios, sino saber sobre su futuro y por eso acude en muchos casos a los adivinos o a ciertas prácticas que no son auténticamente cristianas. El libro de la Sabiduría nos advierte que el hombre es incapaz de conocer los planes o proyectos de Dios, el hombre no puede conocer la mente de Dios, solo puede tener un cierto acercamiento a Él y esto solo bajo el influjo del Espíritu Santo.
Con todo lo anterior quiero decir que el hombre está invitado por Dios a vivir cada día de su mano, con esto basta y es más que suficiente.
En el texto de San Lucas nos encontramos con lo que puede significar hacer la opción por el seguimiento de Cristo, esto vale para decir que cuando nos damos cuenta que hemos sido llamados por Dios a una determinada vocación, debemos descubrir realmente cuál es la misión que se nos encarga y qué implicaciones tiene para nuestra vida personal, pues esto implica que tenemos que renunciar a muchas cosas e incluso a personas, como nos lo ejemplariza el mismo Pablo cuando escribe a Filemón, recomendándole a Onésimo, a quien engendro en la cárcel, es decir, aprovechó el tiempo para hacer de este hombre otro testigo de Cristo, lo llama hijo y lo quiere profundamente, pues ve en él un colaborador en la obra misionera que tiene Pablo en favor de muchas iglesias particulares que personalmente había fundado; pero lo que se resalta es la disponibilidad del Apóstol para desprenderse de él.
Hoy el salmista nos da lo que creo yo una muy buena conclusión a nuestra corta reflexión porque es desde Dios que el hombre le da un sentido a su vida y va viviendo para él siempre, de allí que hombre aprende a vivir el día a día para el Señor:
“Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato”
Sal 89,12