top of page

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

Septiembre 29 de 2019

Hacer click en la imagen para ver las lecturas del día

Primera Lectura: Profeta Amós 6,1a.4-7 Salmo responsorial: Sal 145,7.8-9a.9bc-10 Segunda Lectura: Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 6,11-16 Santo Evangelio según San Lucas 16,19-31

Reflexión

LA SATISFACCIÓN Y EL FRUTO DEL COMPARTIR


La sentencia del Señor no la podemos menospreciar, pues es necesario que nos acordemos de dos cosas especialmente: primera saber agradecer lo que tenemos para vivir, a veces en abundancia y todo es bendición de Dios, pero debemos tener presente que la abundancia material no nos puede hacer sentir tan seguros y como si tuviéramos el mundo en las manos. Segundo tener en cuenta que también a veces no tenemos todo en abundancia y que no estamos exentos de experimentar la escasez de alimento, de dinero, de empleo, etc.


Es común que mientras tenemos todo nos olvidamos de los demás, en especial de los más pobres e incluso de Dios; tenemos que recordar que Dios no nos manda la pobreza y tampoco se complace en que la tengamos, pero puede permitir que nos suceda en algunos momentos de la vida.


El apóstol Pablo cuando escribe a Timoteo nos recuerda o nos exhorta a lo siguiente: “Hombre de Dios, busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (1Tm 6,11), son todos elementos que debemos tener presente en nuestra vida, son más que elementos, actitudes de vida que deben caracterizar a los hombres de Dios. Es frecuente hacerle reclamos a Dios cuando estamos en el momento de “las vacas flacas”, pero no agradecemos cuando estamos en la abundancia. Cuando estamos en medio de la abundancia, aunque esta sea moderada, no podemos olvidar la buena práctica del compartir con el que no tiene.


Podemos decir con carácter afirmativo que en la medida en que seamos agradecidos por los bienes que hemos recibido y sabiendo afrontar los impases de la vida estamos dando testimonio de Dios y especialmente en la Persona de Cristo que da vida y le da da sentido a ella.


A modo de conclusión el texto del evangelio que hoy tenemos, nos da una gran lección de vida que no podemos olvidar nunca, es más, nos está invitando a que nos identifiquemos uno de estos personajes, el Rico que cuando estaba en la abundancia no miraba al pobre, pero cuando se vio por fuera de la felicidad eterna acudió al auxilio del Señor por medio del Pobre. O también podemos identificarnos con el Pobre del cual no hemos escuchado ni una palabra, pero que con su comportamiento agradó a Dios y se hizo merecedor del reino de Dios. Atención, no es que por el hecho de poder contar con bienes estamos destinados a la condenación, lo importante es poder ser buenos administradores de los bienes teniendo en cuenta que se tiene mayor alegría cuando se comparte que cuando se acumula con un sentido meramente egoísta:


“El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,

hace justicia a los oprimidos,

da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos”

Sal 145,7


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page