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XXX Domingo del Tiempo Ordinario

Octubre 27 de 2019

Hacer click en la imagen para ver las lecturas del día

Primera Lectura: Eclesiástico 35, 15b-17. 20-22a Salmo responsorial: Sal 33, 2-3 17-18. 19 y 23 Segunda Lectura: Segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 16-18 Santo Evangelio según San Lucas 18, 9-14

Reflexión

EL QUE SE ENALTECE SERÁ HUMILLADO Y EL QUE SE HUMILLA SERÁ ENALTECIDO


La afirmación que tenemos en el Evangelio de hoy y que he querido tomar como título a esta reflexión me parece que se convierte en la columna vertebral de este Domingo que nos hace la invitación a tener la justicia como elemento fundamental para garantizar una estable y respetuosa relación entre los hombres.


La justicia es una virtud cardinal y sobre ella encontramos:


LA JUSTICIA


“1. Virtud infundida por Dios en la voluntad para que demos a los demás lo que les pertenece y les es debido.


2. Abarca mis relaciones con Dios, con el prójimo y con la sociedad.


3. La justicia es necesaria para poner orden, paz, bienestar, veracidad en todo.


4. Los medios para perfeccionar la justicia son: respetar el derecho de propiedad en lo que concierne a los bienes temporales y respetar la fama y la honra del prójimo.


5. La virtud de la justicia regula y orienta otras virtudes:

a) La virtud de la religión inclina nuestra voluntad a dar a Dios el culto que le es debido;

b) La virtud de la obediencia que nos inclina a someter nuestra voluntad a la de los superiores legítimos en cuanto representantes de Dios. Estos superiores son: los papás respecto a sus hijos; los gobernantes respecto a sus súbditos; los patronos respecto a sus obreros; el Papa, los obispos y los sacerdotes respecto a sus fieles; los superiores de una Congregación religiosa respecto a sus súbditos religiosos.”


(Tomado de es.catholic.net)


La justicia nos invita a estar atentos a las necesidades de los demás, que es precisamente de lo que lleva a Pablo a quejarse por la falta de solidaridad con él (cf 2Tm 4,16).


En el país que vivimos sí que hace falta tener la justicia como argumento para garantizar la vida en paz, no es posible que tengamos una sana convivencia y mucho menos la paz si no empezamos por vivir la justicia desde nuestra propia iniciativa, y no apoyarnos en que como el otro no es justo, yo por qué tengo que serlo.


Creo que la justicia se puede imponer en la sociedad en la medida en que todos desde nuestra propia conciencia obremos la justicia, esto inicia desde el punto en que reconozcamos al otro como persona y por tanto como sujeto de derechos, pues los deberes tiene que ser reconocidos por cada uno a nivel personal, lo que quiero decir es que si el otro no cumple con sus deberes esto le le quita sus derechos, por ejemplo el de defenderse y si es necesario con su abogado, según el caso, pero también con sus propias palabras y sus propios testimonios que llevará a la otra parte a verificar con honestidad los argumentos presentados. Muchas veces se condena a las personas sin conocer razones, esa fue la actitud del Fariseo (cf. Lc 18,11); la actitud más saludable la encontramos en la actitud del publicano (cf Lc 18,13).


Será una tarea pendiente vivir la justicia como un comportamiento que nos facilite las relaciones de todos con todos y de todos con el medio ambiente, porque también nos falta ser justos con el resto de la creación.


Cuando vivimos la justicia seguramente tendremos la oportunidad de sentir aquello que nos dice el salmista:


“El Señor redime a sus siervos,

no será castigado quien se acoge a él”

Sal 33, 19


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